Singularidad de nuestro siglo, las redes de comunicación hacen realidad los espacios virtuales que en otros tiempos estuvieron reservados a los sueños y a las representaciones: mundo en construcción en el que, deslocalizados, localizamos y desplazamos, espacio menos alejado de lo que se piensa del antiguo territorio, ya que no hace mucho tiempo, los que permanecían apegados a la tierra vivían en lo virtual tanto como nosotros, aunque sin tecnologías adaptadas. Este nuevo mundo, simplemente despegado, virtualmente global, exige un mismo entusiasmo, sabio y comedido, el mismo optimismo positivo y el mismo sentido de la belleza, sin la que ningún aprendizaje puede ser eficaz.
SERRES, Michel. Atlas.
Cátedra, 1994 (p. 15)